5.9.13

Elio Bernabé Piñero


1. Creo que la categoría "escritores de nuestra zona" es demasiado amplia como para establecer temas en común. Inevitablemente hay cortes geográficos y generacionales. Por ahí no es lo mismo un escritor de Villa Urquiza o Bajada Grande que uno del centro de Paraná o de algún barrio como el Parque o San Agustín. Generacionalmente ni hablar.
Pero por ejemplo un tópico que me parece se repite bastante es el río. Es un poco una sombra omnipresente en nuestra literatura. Pero incluso eso se bifurca: las orillas llenas de basura nos hablan de un río que no es ni en pedo el de Juanele.

2. La realidad, una reacción ante determinado recorte del presente. Un ego bastante panzón. Tendencias inconscientes, capaz que cientas. Consciente o deliberada ninguna.

27.8.13

Stella Maris Ponce


1. Me resulta una pregunta compleja y no sé si se puede generalizar al respecto. Para ser estrictos habría que considerar toda la actividad literaria o un amplio conjunto de escritores dentro de la poesía, la narrativa, el teatro, el ensayo y, aún dentro de la narrativa, el cuento, la novela, la ficción, la crónica histórica, etc. y ese análisis me excede porque mayormente leo poesía y ensayo. Sin duda hay una tradición que nos identifica con los temas referidos a la naturaleza, el paisaje, sobre todo en poesía, pero creo que en la actualidad la literatura de nuestra zona se caracteriza por la multiplicidad de temas como sucederá tal vez en cualquier otra zona del país. También sería necesario aclarar si hablamos sólo de Entre Ríos o del litoral que incluiría a esa otra “zona” tan literaria del santafesino  Juan José Saer, por ejemplo. Inclusive cada género tiene variables en cuanto a ciertas predilecciones temáticas y aún cada tema sus propios matices. No es igual el tratamiento del paisaje en la poesía de Juan L. Ortiz que en la de Carlos Mastronardi, o la indagación de lo cotidiano en Alfredo Veiravé  y en Arnaldo Calveyra, o el dolor en la obra de Ana Teresa Fabani  y en la de Emma Barrandeguy, o la pobreza y la marginación en los cuentos de María Esther de Miguel y en los del recientemente fallecido Juan José Manauta, por nombrar sólo algunos autores conocidos. En este sentido me pregunto si en realidad el tema puede ofrecernos un denominador común para distinguir a los escritores de un lugar. Tal vez habría que preguntar no sobre qué se escribe sino cómo se escribe, si hay un modo común, una música particular, “una tonada”, como sucede con el lenguaje oral, el habla regional. Y eso es algo que se advierte más desde afuera, por contraste. Por otro lado ya se sabe que los grandes temas son universales: el amor, el odio, la soledad, el dolor, el paso del tiempo, la vida, la muerte, etc. Lo que varía justamente en la literatura y en todas las artes es el “cómo” abordarlos. Y allí ya se entra en el terreno de la subjetividad, de la experiencia personal, del imaginario propio y del oficio con el lenguaje.

2. Puedo advertir algunas coordenadas que siguen siendo recurrentes a través del tiempo y que se presentan en dualidades pero respondiendo a un mismo proceso motivador: la lectura y la escritura, la escucha y el canto, el hacer y la reflexión y extendiendo un poco más el contexto: la literatura y la música, la poesía y la filosofía, la psicología y la expresión, lo plástico y lo visual. Dentro de esos campos hay una permanente tensión y exploración que siento van alimentando la tarea de escribir. Sobre todo las correspondencias y similitudes que encuentro en la búsqueda de una voz en la escritura y en el canto. Sus formas de aparecer, transcurrir, madurar. La contemplación y el silencio como fuentes necesarias. En lo específicamente literario los autores han ido cambiando para acompañar esos procesos. Lecturas tempranas de poetas españoles como Juan Ramón Jiménez y tardías de poetas norteamericanos como William Carlos Williams aún siguen dejando sus huellas.


4.7.13

Susana Bilbao


1. De alguna manera, el río es lo que siempre está presente en los escritores que habitan o continúan ligados emocionalmente a la provincia. Los que no han emigrado están más aferrados al paisaje y las costumbres regionales, y los que nos hemos ido  salpicamos cualquier narración con las vivencias, olores o sentimientos de una infancia que nos acerca, no importa el tema que hayamos elegido, eso que se podría llamar arraigo lo metemos en los personajes que creamos aunque no sean de la zona.

2. Recurro a las fuentes cuando escribo una novela histórica, dentro de ese género la fuente es un archivo histórico al que hay que respetar para que al agregar ficción el relato se vuelva creíble. En una novela histórica bien lograda al lector le cuesta dilucidar en donde aparece la ficción. En una narración épica como la que estoy escribiendo actualmente me inspiro en el país, la gente, la familia, el odio, el amor y la condición humana con todo el bagaje de alegrías y miserias que la vida de una mujer va arrastrando en cada década, desde 1945 hasta hoy. Allí no hay fuentes o en todo caso, me nutro de la vida misma.
Me interesa la política, y como a través de ella puedo crear un clima para mis personajes, me es difícil narrar sin antes informarme de la situación política de la época, tal vez ni siquiera la mencione, pero tiene que estar en mi cabeza, tengo que tenerla clara para mi. En mi escritura siempre está presente la mujer y sus conflictos, en cuanto a la política, trato de que no se convierta en folletín.

17.6.13

Marita Balla


1. Los autores construyen un andamiaje literario que supone trasladar el conocimiento de un ámbito cualquiera y su habla. La entonación o el acento está muy bien logrado en los entrerrianos, a lo lejos se puede reconocer esa melodía interna, ya sea desde un yo catatónico que logra resolverse en el poema o desde alguna determinada imagen subjetiva, en cualquiera de estas condiciones sólo el lector le otorga sentido.

Por otra parte, se sabe que los escritores en algún momento han dejado traslucir las inclinaciones literarias como un instante de transición o permanencia en el tejido poético.
Por ejemplo, la figura que impulsa la música interna llega desde los campos abiertos de la imaginación en líneas homogéneas (bien podríamos decir que el poema canta, nos desnuda, baila…)
Sin embargo la pregunta en términos genealógicos sin dudas marca su respuesta en el linaje del paisaje.

2. Decir sobre la fuente en lo particular es difícil, sin sentirse o en todo caso creer que está comprometida con lo real, pero puedo explicar que me impactan los pequeños gestos, la tremenda virtud de la humildad, el salto de fe y sustancialmente el amor en manifiesto, igual sostengo que el poeta no sabe bien el momento donde se enciende el designio que impulsa la escritura.

4.6.13

Martín Carlomagno


1. Los temas que convocan a los escritores de nuestra zona no creo que sean siempre los mismos, en algún momento el denominador común fue el paisaje, pero con el paso del tiempo los temas han ido mutando para bien y podemos decir que hoy nos encontramos frente a un escenario más diverso. Con todo lo que eso implica.

2. Uno es lo que leyó pero más que eso es lo que vivió, el medio, la sabiduría cotidiana. Aprender a mirar el tiempo, saber cuándo va a llover, escuchar el silencio, el ritmo de una nota que nunca logramos distinguir. La fuente es una herramienta más, el pensamiento es básicamente la construcción de una imagen. En cuanto a la tendencia nunca me llamó mucho la atención.

3. Recomendaría leer "Pan en el desierto" de Thomas Merton, el Capitulo II "Poesía, simbolismo y tipología" allí encontramos una mirada despojada sobre lo terrenal. El estado de quietud es contemplación y el poeta es ese pequeño invasor que puede encender la lampara del misterio.